El resultado se traduce en un documental extraordinariamente provocador, un ejemplo de catálogo de defectos de la sensibilidad estadounidense, que suelen identificarse con simple arrogancia.
La película se abre con imágenes de una protesta y esboza los antecedentes de la intervención estadounidense en el sudeste asiático, en teoría para defender al mundo de la infiltración comunista, para lo cual se embarca en una digresión sobre la historia del colonialismo.
Con la ayuda de metraje encontrado o entrevistas montadas con sumo cuidado, la película manipula bustos parlantes para introducirlos en su argumentación sin manifestar su intención. De esta manera Antonio y su equipo de producción se mantienen fuera de pantalla, pese a que su huella este presente en todas partes.
Las figuras históricas incluidas, adoptan posturas discursivas sobre los ejes gemelos de fama y contexto, se encuentra un verdadero "quién es quién" de líderes, escritores y críticos importantes, presidentes del gobierno...
La película es en definitiva, una de las más conseguidas diatribas antibelicista y en ciertos momentos antiestadounidense, sobre los males de de la conveniencia política.
Alberto Peláez Valtuille // Fuente "Garret Chaffin-Quiray" crítico